05 agosto 2016

¿CÓMO SUPERAR EL MIEDO?



Para poder superar el miedo, primero hemos de comprender qué es el miedo.
El miedo es una emoción que surge a causa de nuestro aferramiento propio.
¿Qué significa aferramiento propio?
Creemos que somos este cuerpo y esta mente, y que tenemos nuestra historia de vida. Es decir, no somos conscientes de nuestra verdadera naturaleza, y nos identificamos con un personaje, con una identidad propia, que se cree separado de los demás.
Este personaje es una ilusión; es la misma mente que crea este sentido de “yo”.
Por tanto, el principal motivo por el cual surge el miedo, es debido a esta identificación que surge con la idea de ser alguien que está separado del resto y que se siente amenazado por los demás.
¿Por qué se siente amenazado?
Se siente amenazado porque el cuerpo es impermanente; es decir, está sujeto a la desaparición, a la muerte. Y por tanto, todo aquello que nos rodea, puede ser una amenaza de muerte. 
Pero esta muerte, no es nada más que la disolución de la identidad ficticia e ilusoria creada por la misma mente.

El sentido de separación es la raíz del surgimiento del miedo. Y esto es ignorancia; es no ser consciente de nuestra verdadera naturaleza.
El miedo desaparece cuando tenemos la comprensión profunda de que somos algo que está más allá de nuestro cuerpo-mente y nuestra historia, y que no somos impermanentes. Nuestra verdadera naturaleza, lo que realmente somos, no muere, nunca desaparece.

Llegar a esta comprensión requiere de trabajo interno. Práctica de meditación y de silencio todos los días. Ya que esto es simplemente un darse cuenta; es ver lo que no vemos mientras estamos identificados con nuestro cuerpo-mente.
Mientras no hagamos la práctica de meditación y de silencio, tendemos a volver a apegarnos a nuestra mente y por eso surge el sentido de “yo”, el sentido de ser un personaje separado.

El miedo puede manifestarse en forma de ansiedad, pánico, desesperación, angustia, sensación de perder la cordura y volverse loco, y una intensa emoción que surge cuando nos identificamos con los pensamientos negativos.
Una de las cosas más importantes que hemos de tener en cuenta es que el miedo es causado por nuestra propia mente. Podemos estar experimentando una situación de verdadera amenaza de muerte física o simplemente son nuestros propios pensamientos descontrolados y no hay ninguna amenaza de muerte física.

Vamos a centrarnos principalmente en el caso de que no haya amenaza de muerte física, sino que son nuestros propios pensamientos los causantes del miedo.
En este caso, hemos de dejar de tomarnos tan en serio lo que estamos sintiendo.
Abre tu conciencia y date cuenta de que no hay nada, absolutamente nada que pueda acabar contigo, con tu cuerpo físico, por tanto, no permitas que tus pensamientos te dominen, que tomen el control sobre ti. Deja de luchar con tus propios pensamientos, no te resistas, no entres en su juego, simplemente sé consciente de que no hay ninguna amenaza exterior que pueda acabar con tu cuerpo físico.
Ponte delante de un espejo y ríete… ríete de esta situación, ya que son únicamente tus propios pensamientos los que están jugando contigo. Y tú, al identificarte con ellos, estás generando emociones destructivas de dolor y sufrimiento.
Despierta, date cuenta y ríete… ríete con el total convencimiento de que esto no es real, es algo que no existe, es simplemente un movimiento de pensamientos en tu cabeza.
Tú no eres tu mente, tú estás más allá de tu mente… sé consciente… no te apegues, solo permanece como el que observa… 
Pregúntate ¿Soy consciente? Y permanece ahí… en esa sensación de ser consciente… Y entonces, te darás cuenta de que tú estás apartado de tus pensamientos… hay un espacio entre tú y tus pensamientos… tú estás aquí y tus pensamientos están ahí… hay distancia y puedes ver entonces, que al no estar enganchado a ellos, ya no pueden dominarte, ya no tienen poder sobre ti.

Relájate… observa tus pensamientos sin involucrarte, no les sigas la corriente, ellos están ahí, permite que estén, no luches para que se marchen, no pongas resistencia, simplemente no hagas nada, solo permanece como el que está observando esos pensamientos… Y al mirarlos directamente, sin ningún tipo de apego, ellos se van disolviendo, van desapareciendo.

Otra herramienta que puedes utilizar es la siguiente:
Escribe en una hoja de papel todo aquello que sientes. Escribe todas tus emociones negativas y destructivas que estás sintiendo; miedo, pánico, terror, amenaza, etc.
Escríbelo todo en la hoja de papel y mientras lo haces, ve tomando consciencia de que tú no eres tus emociones, no eres tus pensamientos, ellos vienen y desaparecen, pero tú permaneces presente todo el tiempo. Vas escribiendo todas tus emociones, y al hacerlo, éstas van desapareciendo.

Cuando dejas de identificarte con tus pensamientos, entonces permaneces como la consciencia que observa. Esto significa que te has posicionado como tu verdadera esencia y te das cuenta de que nada puede afectarte. Se ha creado un espacio, una distancia entre tú y tus pensamientos. 
Ellos pueden seguir ahí pero ya no pueden tocarte, ya no pueden afectarte, ahora ya eres consciente de ti mismo. Y al ser consciente de ti mismo, tienes la clara visión de que la mente, tus pensamientos, es una ilusión. 
Ellos vienen y van, son impermanentes, y todo lo que es impermanente, no es real. 
Pero tú siempre estás, siempre eres, ocurra lo que ocurra, siempre estás presente. No desapareces. Tu atención puede estar puesta en tus pensamientos o en ti mismo, pero a pesar de poner la atención en los pensamientos o en ti mismo, sigue habiendo algo que es consciente en todo momento de todo lo que sucede, algo que permanece presente todo el tiempo, algo que no desaparece… y eso eres tú, es tu verdadera naturaleza.

Es de esta manera cómo podemos superar el miedo y todas nuestras emociones. Éste es el camino para dejar de sentir dolor y sufrimiento.
Practica todos los días, hazte la pregunta ¿soy consciente?
Y en el momento en que te hagas esta pregunta, permanece ahí, como el que observa. Y así, te desidentificarás de tu mente y trascenderás la ignorancia.





Camino al Despertar