13 julio 2014

EL SER Y LA ILUMINACIÓN


¿QUÉ ES EL SER?

Más allá de las formas de vida que están sujetas al nacimiento y a la muerte, existe la Vida Una, eterna y omnipresente.
Muchas personas utilizan la palabra Dios para describirla, pero yo suelo llamarla Ser (la Presencia, la Conciencia). 
La palabra Ser no explica nada, es un concepto abierto. Es imposible formarse una imagen mental del Ser, y nadie puede pretender poseerlo. El infinito invisible no puede ser reducido a una entidad finita. Es tu esencia misma; puedes acceder a ella inmediatamente, como el sentimiento de tu propia presencia.

Sólo hay un pequeño paso entre la palabra Ser y la experiencia del Ser.
El Ser no sólo es trascendente; también impregna profundamente cada forma, y su esencia es invisible e indestructible. Esto significa que ahora mismo puedes acceder al Ser porque es tu identidad más profunda, tu verdadera naturaleza. Pero no trates de aferrarlo con la mente. No trates de entenderlo.
Sólo puedes conocerlo dejando la mente en silencio. Cuando estás presente, cuando tu atención está plena e intensamente en el ahora, puedes sentir el Ser, pero nunca podrás entenderlo mentalmente.

¿QUÉ ES LA ILUMINACIÓN?

La iluminación es recuperar la conciencia del Ser y residir en ese estado de «sensación-realización».
Buda dijo: "La iluminación es la Conciencia, consciente de si misma".

La palabra iluminación no es un logro sobrehumano, sino que es tu estado natural, en el que sientes la unidad con el Ser. Es un estado de conexión con algo inconmensurable e indestructible, con algo que es esencialmente tú, y sin embargo es mucho mayor que tú. Es encontrar tu verdadera naturaleza más allá del nombre y de la forma.

La incapacidad de sentir esta conexión, crea la ilusión de que estás separado de ti mismo y del mundo que te rodea. Entonces te percibes, consciente o inconscientemente, como un fragmento aislado. Surge el miedo, y los conflictos internos y externos pasan a ser la norma.

El mayor obstáculo para experimentar la realidad de tu conexión, es la identificación con la mente (el ego), que hace que el pensamiento se vuelva compulsivo.
Ser incapaz de dejar de pensar, es una enfermedad terrible, pero no nos damos cuenta de ella porque casi todo el mundo la sufre y se considera algo normal.
Este ruido mental incesante, te impide encontrar el reino de quietud interior que es inseparable del Ser. También crea un falso yo, fabricado por la mente, que lanza una sombra de miedo y sufrimiento.

La identificación con la mente, produce una pantalla opaca de conceptos, etiquetas, imágenes, palabras, juicios y definiciones que bloquean toda verdadera relación.
Esa pantalla se interpone entre tú y tú mismo, entre tú y tu prójimo, entre tú y la naturaleza, entre tú y Dios; crea la ilusión de separación, la ilusión de que tú y el "otro" estáis totalmente separados.
Entonces te olvidas de que, debajo del nivel de las apariencias físicas y de las formas separadas, eres uno con todo lo que es.

La mente es un instrumento soberbio si se usa correctamente. Sin embargo, si se usa de forma in-apropiada, se vuelve muy destructiva.
Para decirlo con más precisión, no se trata tanto de que usas la mente equivocadamente: por lo general no la usas en absoluto, sino que ella te usa a ti. Ésa es la enfermedad. Crees que tú eres tu mente. Ese es el engaño. El instrumento se ha apoderado de ti.
Es como si estuvieras poseído sin saberlo, y crees que la entidad posesora (el pensador) eres tú.

La Libertad comienza cuando te das cuenta de que no eres la entidad posesora, el pensador. Saberlo te permite examinar la entidad. En el momento en que empiezas a observar al pensador, se activa un nivel de conciencia superior.
Entonces empiezas a darte cuenta de que hay un vasto reino de inteligencia más allá del pensamiento, y de que el pensamiento sólo es una pequeña parte de esa inteligencia.
También te das cuenta de que todas las cosas verdaderamente importantes: la belleza, el amor, la creatividad, la alegría, la paz interna, surgen de más allá de la mente.
Empiezas a despertar. 

Eckhart Tolle