21 noviembre 2013

LA LEY DEL KARMA




El karma es la ley de causa y efecto.
La palabra karma significa 'acción' y se refiere principalmente a nuestras acciones físicas, verbales y mentales. Es decir, lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos crean karma.
Esta ley establece que nuestras acciones físicas, verbales y mentales son causas, y nuestras experiencias son sus efectos.
Nuestras propias acciones; del cuerpo, el habla y la mente, crean las experiencias de nuestra vida.
Lo que de verdad determina la naturaleza de cualquier acción, positiva o negativa, es la motivación subyacente.
La ley del karma enseña por qué cada individuo posee una disposición mental, una apariencia física y unas experiencias únicas.
Éstos son los efectos de las incontables acciones que cada uno ha realizado en el pasado.
Puesto que no hay dos personas que hayan realizado las mismas acciones en vidas pasadas, nadie puede tener los mismos estados mentales, experiencias y apariencia física que otro.
Cada ser posee su propio karma individual.
Algunas personas disfrutan de buena salud y otras sufren enfermedades sin cesar.
Unas tienen un físico atractivo y otras no.
Algunas siempre están alegres y se conforman con poco, mientras que otras suelen estar de mal humor y nunca están satisfechas.
Karma significa acción.
Las acciones que efectuamos dejan huellas o impresiones en nuestra mente muy sutil que, con el tiempo, producen sus correspondientes resultados.
Por lo tanto, por cada acción que hacemos, tanto positiva como negativa, recibiremos los efectos de la misma.
Nuestra mente es comparable a un campo de siembra, y las acciones que cometemos, a las semillas que en él se plantan.
Desde que se realiza la acción original hasta que maduran sus consecuencias, pueden transcurrir varias vidas.
Como resultado de nuestras acciones o karma, renacemos en este mundo impuro y contaminado y tenemos problemas y dificultades sin cesar.
Nuestras acciones son impuras porque nuestra mente está contaminada por el veneno interno del aferramiento propio. El apego al Yo.
Esta es la razón principal por la que experimentamos sufrimiento.
Éste es producido por nuestras propias acciones o karma y no es un castigo impuesto por nadie.
Sufrimos porque hemos cometido numerosas acciones perjudiciales en vidas pasadas.
El origen de estas malas acciones son nuestras propias perturbaciones mentales, como el odio, el apego y la ignorancia del aferramiento propio.
Cuando hayamos eliminado de nuestra mente el aferramiento propio y demás engaños, nuestras acciones serán puras.
Como resultado de estas acciones, nuestras experiencias, nuestro mundo, cuerpo y disfrutes, y los seres que nos rodean, también serán puros.
No quedará ni el menor rastro de sufrimiento, impureza ni dificultades.
De esta manera, encontraremos la verdadera felicidad en nuestra mente.
El Karma es un gran maestro, pues nos ayuda a tomar conciencia de las acciones que cometemos, pues como actúa en forma de experiencias, tendremos que experimentar los efectos de nuestras propias acciones.
Si hemos hecho acciones negativas, experimentaremos sufrimiento.
Si hemos hecho acciones positivas, experimentaremos felicidad.
Cada uno de nosotros es el responsable de las cosas que le suceden en su vida.


¿POR QUÉ EXISTE EL KARMA? 

Venimos de momentos previos de nuestra propia consciencia. Así que nos hemos creado a nosotros mismos. Es nuestra propia conciencia, que es continua, ligada a la ley de causa y efecto.
Nuestra conciencia no viene de Dios, ni de Buda, ni de nuestros padres, no es física, es mente. La conciencia no tiene principio, no ha sido creada, pero tampoco ha surgido de la nada.
Todo lo que decimos, hacemos o pensamos, es como una semilla plantada en la conciencia, que dará su fruto similar a ella. Esto es el karma.
Esta realidad, te da el dominio de tu propia vida, tú puedes cambiarlo todo.
El karma te ayuda a recordar que no hay otra mente que cree tu vida, salvo la tuya propia.

La práctica de la ley de causa y efecto es la clave para desarrollar todas las cualidades del camino a la liberación y a la iluminación.
Cuando tomas la ley del karma como lo principal en tu vida, empezarás a ser consciente de tus acciones virtuosas y no virtuosas y a desarrollar la renuncia. Porque sabrás las acciones que van a traer sufrimiento en tu vida, y ya no las harás más. Por eso, ésta es la práctica clave para llegar a la iluminación.

El karma en el budismo es una inercia natural de causa y efecto.
Si hacemos una acción determinada, ya sea buena o mala, ésta nos traerá consecuencias iguales en nuestra vida.
Por ejemplo, si una persona roba un banco y tiene éxito, es muy probable que vuelva a robar, y si una persona ayuda a un anciano a cruzar la calle, entonces es muy probable que esa persona siga ayudando a otras personas.
En ambos casos, si la experiencia no produjera buenos resultados, entonces la inercia se haría menor (el ladrón robaría menos y el filántropo ayudaría menos).
Cuando un sujeto roba un banco, esta acción quedará registrada en su mente alterando el flujo de ésta, y provocando en él una percepción errónea de la realidad (“tengo derecho a tomar sin permiso las cosas que necesito”).
En realidad este proceso sería subconsciente. Estas percepciones erróneas le condicionarán a sufrir más adelante, pues crean un estado mental propenso a la infelicidad.

El karma no sería entonces una recompensa o un castigo mágico a las acciones sino simplemente el hecho de que las acciones humanas tienen consecuencias tanto externas como mentales. Más bien serían las dos cosas juntas, es decir, habría castigo y premio, pero no de forma mágica, sino mediante consecuencias automáticas de las acciones, en un concepto que implica la reencarnación, siempre unida al karma.

Al comportarse de acuerdo con el karma, la persona debería tomar conciencia de que la búsqueda de la venganza y el mal traerá graves consecuencias en la vida diaria y en las vidas futuras. Esto permitiría aprender del sufrimiento, dominarlo y sacar provecho de él en términos espirituales para llegar al desarrollo de una vida más plena.
El sufrimiento nos ayuda a tomar conciencia de nuestras acciones pasadas, para no volver a cometerlas.
Puesto que todo acto tiene origen en la mente, el budista debe vigilar sus pensamientos y sus palabras, ya que también pueden producir bien o mal. Cada acción y palabra, buenas o malas, sería un boomerang que a veces vuelve en la misma vida y a veces en una vida futura.

El karma puede ser explicado como un fenómeno análogo a la inercia. Según esta visión, el individuo genera tendencias a través de sus causas. Un pensamiento, palabra o acción intencional, si se repite, se convierte en costumbre y condicionará una tendencia en el mismo sentido. En el futuro, las causas no necesariamente serían intencionales, sino que estarían influidas por causas previas. En este sentido, el karma constituye una influencia inconsciente, condicionante pero no determinante, pues somos siempre libres y podemos contrarrestar nuestras influencias o tendencias negativas. Aunque sean escasos en porcentaje, tenemos numerosos ejemplos de personas que han cambiado radicalmente de vida.


LOS 4 PRINCIPIOS DEL KARMA:

1. El karma es definitivo.
2. El karma se incrementa.
3. Se tiene que realizar la acción para experimentar el resultado.
4. El karma no desaparece. Para transformarlo se debe purificar.


LAS CARACTERÍSTICAS DEL KARMA:

Toda acción es creada y producirá el efecto correspondiente de manera definitiva.
Los efectos de cualquier acción acumulada se experimentarán de manera incrementada. Lo que significa que los resultados se vuelven mayores que la propia acción.
El karma o acción que no ha sido creado, no puede ser experimentado. Y el efecto de cualquier acción creada no se pierde, se experimentará.
Por eso es muy importante que no pasemos ni un solo día sin purificar el karma negativo que hayamos acumulado durante ese día.
Para purificar el karma negativo, hemos de hacer acciones positivas, virtuosas, dharma.
El sufrimiento viene de acciones acumuladas anteriormente.
Si yo he acumulado una acción en particular, nadie más va a experimentar su resultado, por lo que, al experimentar ahora mismo este resultado en concreto, me estoy liberando de una gran cantidad de karma negativo acumulado en el pasado.
Esto sirve para eliminar todos los obstáculos de la mente, incluso en los momentos más difíciles.


EL KARMA ACTÚA ASÍ:

Si tú mientes, estás creando la causa para que en un futuro nadie te crea.
Si tú robas, estás creando la causa para que te roben a ti, o puedas perder posesiones tuyas o puedes llegar a la pobreza.
Si tú te enfadas con alguien, estás creando la causa para que alguien se enfade contigo y te grite.
Si padecemos enfermedades mentales es porque en el pasado hemos molestado a los demás.
Si tenemos una enfermedad física es porque los hemos maltratado o herido con un arma, administrado medicinas equivocadas u ofrecido alimentos venenosos.
Si no hemos creado la causa kármica para enfermar, es imposible hacerlo aunque estemos en medio de una epidemia que esté causando estragos a nuestro alrededor.
Las causas principales de estar oprimidos son haber tratado con orgullo a personas de posición inferior a la nuestra, haberlos maltratado o exigido sus servicios, o haber despreciado a los demás en lugar de amarlos y haber sido bondadosos con ellos.
Las causas principales del sufrimiento de tener que separarnos de nuestros familiares y amigos son acciones como seducir a la pareja de otra persona o poner a sus amigos o trabajadores en su contra.
Por cada acción que realizamos, experimentamos un efecto similar. Si realizamos acciones virtuosas, disfrutaremos de felicidad.


LA PURIFICACIÓN:

La purificación es una práctica para eliminar el karma negativo creado durante la jornada.
Sería muy positivo realizarlo a diario porque lo más probable es que creemos karma negativo cada día.
Es posible purificar algo realizado con anterioridad.
La práctica general de la purificación comprende cuatro puntos llamados “los cuatro poderes oponentes”:

1- El poder del arrepentimiento:
No es lo mismo que la culpa, es diferente. La culpa es más emocional; es cuando nos sentimos fatal porque hemos hecho algo y nos castigamos, pensando que somos una persona horrible.
El arrepentimiento no es emocional, es más racional, más razonable y proviene de comprender el karma y creer en él, aceptarlo.
Entendemos que el karma actúa así: realizamos acciones que dejan huellas en la mente y permanecen allí hasta que en el futuro, cuando se reúnen las causas y condiciones, maduran y tenemos cierto tipo de experiencia como resultado.
Se dice que el arrepentimiento es similar a lo que sentiríamos si ingiriéramos algo venenoso sin darnos cuenta.

2- El poder del refugio:
Es una actitud o estado mental que surge cuando conocemos la doctrina de Buda. Sentimos confianza en él y en sus enseñanzas, estamos de acuerdo con ellas y decidimos seguirlas.

3- El poder del remedio:
Implica hacer algo positivo o virtuoso para neutralizar el karma negativo.
Se pueden hacer cosas virtuosas tradicionales, como recitar oraciones o mantras, meditar en el amor bondadoso o en otros aspectos.
También se pueden hacer donaciones para obras benéficas.
En general, es preciso hacer cosas positivas que beneficien a los demás; acciones caritativas, servicio desinteresado, obras altruistas. Esto es hacer Dharma. 

4- El poder de la resolución o determinación:
Generamos en nuestra mente la determinación de no repetir la misma acción en el futuro.
Desear el no repetir lo mismo, y ponerlo a la práctica, reducir las veces que la cometemos. Prometer que no lo volveremos a hacer, y mantenerlo.
Otra característica del karma es que se multiplica. Si haces algo negativo un día y no lo purificas, al día siguiente se multiplica, se vuelve peor.


DIFERENTES TIPOS DE KARMA:

1- El karma que se origina cuando hacemos una acción, y posteriormente recibiremos el efecto correspondiente, de igual magnitud y efecto similar.
Este tipo de karma lo causamos nosotros mismos. Para evitar experimentar el efecto correspondiente, debemos purificar ese karma con el arrepentimiento, la oración y el dharma (acciones bondadosas y altruistas y servicio desinteresado a los demás).

2- El karma que arrastramos de vidas pasadas; son situaciones que nos han causado mucho sufrimiento y no lo hemos trascendido (superado). Entonces llevamos ese karma vida tras vida con la finalidad de limpiarlo, trascenderlo.
Este tipo de karma es difícil de evitar, pues la finalidad es limpiar de nuestra conciencia todo aquello que no nos sirve (negatividad, sufrimiento, apegos, egos, etc.), y la única manera de poder hacerlo es reviviendo las mismas experiencias o similares, vida tras vida, que nos han causado mucho sufrimiento, para así poder comprenderlas, trascenderlas y liberarnos de ellas.

3- El karma que pasa de generación en generación; es el karma que recibimos de nuestros padres, abuelos, antepasados. Son bloqueos energéticos, en donde el amor no fluye correctamente, y vamos heredando esos karmas a través del árbol genealógico. Una de las formas de cortar este tipo de karma son las Constelaciones Familiares, una terapia, para evitar así, vivir las experiencias de esos efectos karmáticos generados por nuestra propia familia.

4- Cada país tiene su karma colectivo; cada ciudad, cada zona geográfica. Es por eso que reencarnamos en un determinado lugar de residencia, con la finalidad de experimentar los efectos del karma (o acción) que se generó.

La finalidad real de la vida consiste en limpiar de nuestra conciencia (mente Superior) todo aquello que no nos sirve, que bloquea el fluir del amor y no nos permite ser libres y felices.

Cuando tienes Paz interior, sin sufrimientos, sin apegos, sin negatividad, la energía fluye correctamente y te manifiestas como Presencia en la más pura esencia, es cuando sientes que eres uno con el Todo, no hay separación entre tú y todo el universo.
El karma te da la oportunidad de lograr eso. 


TODO SOBRE LA LEY DEL KARMA




CLAVES PARA LIMPIAR EL KARMA


  

 Budismo Mahayana, El Kybalión, Zen, Camino al Despertar.