31 mayo 2019

LAS 7 LEYES ESPIRITUALES DEL ÉXITO


Las siete leyes espirituales del éxito son principios poderosos que nos ayudarán a alcanzar el dominio de uno mismo.
Estos principios pueden ser fácilmente puestos en práctica para alcanzar el éxito en todas las áreas de la vida.
Si prestamos atención a estas leyes y ponemos en práctica los ejercicios, veremos que podremos hacer realidad cualquier cosa que queramos. Incluida toda la abundancia y todo el éxito que deseemos. También veremos que nuestra vida se vuelve más alegre y próspera, porque estas leyes también son las leyes espirituales de la vida. Aquéllas que hacen que vivir valga la pena.
Con base en las leyes naturales que gobiernan toda la creación, estas leyes destruyen el mito según el cual el éxito sólo se logra a través del esfuerzo, la estrategia y la ambición. Según Deepak Chopra, necesitamos acercarnos al éxito y a la riqueza de una manera más espiritual. El éxito tiene muchos aspectos y la riqueza material – que no es otra cosa que el flujo abundante de todas las cosas buenas hacia nosotros – es sólo uno de sus componentes. La salud, la energía, el entusiasmo por la vida, la realización en las relaciones personales, la libertad creativa, la estabilidad emocional y psicológica, la paz y el bienestar también son parte del éxito. Pero hay un elemento más que es indispensable para alcanzar el éxito: la comprensión de nuestra verdadera naturaleza.
Somos una manifestación de la divinidad y a menos que cultivemos la semilla de la divinidad que llevamos adentro, nunca podremos realizarnos. Por tanto, el éxito verdadero es el despliegue de la divinidad en cualquier lugar a donde vayamos y en cualquier cosa que veamos. Cuando comencemos a vivir la vida como la expresión milagrosa de la divinidad en todo momento, comprenderemos el verdadero significado del éxito.

“Las siete leyes espirituales del éxito” nos habla de la forma con la que la naturaleza crea todo lo que existe y como nosotros podemos aplicarla en nuestras vidas. Nos habla de la apertura de conciencia, el poder de nuestros pensamientos y emociones, y el dejarnos fluir entre las infinitas posibilidades que nos da el Universo.

1. La Ley de Potencialidad Pura (o conciencia pura).

Puede llamarse de muchas maneras, pero en realidad es el Ser, es lo que somos realmente.
Se practica haciendo silencio, estableciendo un compromiso de no juzgar y estando en contacto íntimo con la naturaleza.

Para aplicar la ley de la potencialidad pura, haré lo siguiente: 
Me pondré en contacto con el campo de la potencialidad pura, destinando tiempo todos los días a estar en silencio, limitándome sólo a ser. 
También me sentaré solo a meditar en silencio por lo menos dos veces al día, aproximadamente durante treinta minutos por la mañana y treinta por la noche.
Destinaré tiempo todos los días a estar en comunión con la naturaleza y ser testigo silencioso de la inteligencia que reside en cada cosa viviente. 
Me sentaré en silencio a observar una puesta del sol o a escuchar el ruido del océano o de un río o sencillamente a oler el aroma de una flor.
En el éxtasis de mi propio silencio, y estando en comunión con la naturaleza, disfrutaré el palpitar milenario de la vida, el campo de la potencialidad pura y la creatividad infinita.
Practicaré el hábito de no juzgar. Comenzaré cada día diciéndome: "Hoy no juzgaré nada de lo que suceda", y durante todo el día me repetiré que no debo juzgar.


2. La Ley del Dar.

Es lo mismo dar y recibir porque el universo fluye de esa manera y se ejercita aprendiendo a dar todo aquello que buscamos recibir.
Quiere decir: “Si lo que busco es amor, tengo que dar amor. Si lo que busco es prosperidad, tengo que ayudar a otros a que sean prósperos”.

Para aplicar la ley del dar, haré lo siguiente: 
Llevaré un regalo a cualquier lugar a donde vaya y para cualquier persona con quien me encuentre. Ese regalo puede ser un elogio, una flor o una oración. 
Hoy les daré algo a todas las personas con quienes me encuentre para iniciar así el proceso de poner en circulación la alegría, la riqueza y la prosperidad en mi vida y en la de los demás.
Hoy recibiré con gratitud todos los regalos que la vida me dé. Recibiré los obsequios de la naturaleza: la luz del sol, el canto de los pájaros o los aguaceros de primavera o las primeras nevadas del invierno. 
También estaré abierto a recibir de los demás, sea un regalo material, dinero, un elogio o una oración.
Me comprometeré a mantener en circulación la abundancia dando y recibiendo los dones más preciados de la vida: cariño, afecto, aprecio y amor. 
Cada vez que me encuentre con alguien, le desearé en silencio felicidad, alegría y bienestar.


3. La Ley del Karma. (Acción y reacción. Causa y efecto)

Se trabaja haciéndonos conscientes de las elecciones que hacemos en cada momento y haciéndonos responsables de esas elecciones.

Para aplicar la ley del karma, haré lo siguiente: 
Hoy observaré las decisiones que tome en cada momento. Y con el simple hecho de observar esas decisiones, las traeré a mi conciencia. 
Sabré que la mejor manera de prepararme para cualquier momento en el futuro es estar totalmente consciente en el presente.
Siempre que tome mis decisiones, que haga una elección, me formularé dos preguntas: 
"¿Cuáles son las consecuencias de esta decisión que estoy tomando?" 
"¿Traerá esta decisión felicidad y realización tanto para mí como para aquellos a quienes afectará esta decisión?" 
Después le pediré orientación a mi corazón y me dejaré guiar por su mensaje de bienestar o de malestar. Si me siento a gusto con la decisión, seguiré adelante sin temor. Si la decisión me produce malestar, me detendré a mirar las consecuencias de mi acción con mi visión interior. Esta orientación me permitirá tomar espontáneamente decisiones correctas tanto para mí como para todos los que me rodean.


4. La Ley del Menor Esfuerzo.

Es la favorita de muchos, pero a veces es la que más cuesta porque estamos acostumbrados a hacerlo todo con el mayor esfuerzo. Sin embargo, los pájaros no "tratan" de volar, sencillamente vuelan; los delfines no "tratan" de nadar, sencillamente nadan; las estrellas no "tratan" de brillar, sencillamente brillan. Sólo los humanos "tratamos de". 
El universo no funciona de esta manera. Hay muchas creencias que van en contra de esta Ley. Por ejemplo: "el que quiere celeste, que le cueste", "ganarás el pan con el sudor de tu frente", etc.
La Ley del Menor Esfuerzo se practica a través de la aceptación, aceptar lo que nos ocurre en el momento presente y se activa a través de no defender nuestro punto de vista, no querer siempre tener la razón y observar mucho cómo funciona la naturaleza.
"Este momento es como debe ser." 
Habiendo aceptado las cosas como son, tomaré responsabilidad por mi situación y por todos aquellos eventos que yo perciba como problemas. 
Hoy mi conciencia se mantendrá establecida en la no defensa. Renunciaré a la necesidad de defender mi punto de vista.

Para aplicar la ley del menor esfuerzo, haré lo siguiente: 
Practicaré la aceptación. Hoy aceptaré a las personas, las situaciones, las circunstancias y los sucesos tal como se presenten. Sabré que este momento es como debe ser, porque todo el universo es como debe ser. 
No lucharé contra todo el universo, poniéndome en contra del momento presente. Mi aceptación es total y completa. 
Acepto las cosas como son en este momento, no como me gustaría que fueran. Habiendo aceptado las cosas como son, aceptaré la responsabilidad de mi situación y de todos los sucesos que percibo como problemas. Sé que asumir la responsabilidad significa no culpar a nada ni a nadie de mi situación (y eso me incluye a mí). 
También sé que todo problema es una oportunidad disfrazada, y que esta actitud de alerta ante todas las oportunidades, me permite transformar este momento en un beneficio mayor.
Hoy mi conciencia mantendrá una actitud no defensiva. Renunciaré a la necesidad de defender mi punto de vista. No sentiré la necesidad de convencer o persuadir a los demás de que acepten mi punto de vista. Permaneceré abierto a todas las opiniones sin aferrarme rígidamente a ninguna de ellas.


5. La Ley de la Intención y el Deseo.

Empezamos a hacernos conscientes de cómo desear y obtener. Se desea en el presente, se pone la intención en el futuro y se desapega del resultado.
Si voy a tirar una flecha al blanco, tengo que tener mi atención en el presente, es decir, en tensar el arco hacia atrás y poner bien la flecha y tengo que dirigir mi intención en dar en el blanco. 
O sea, mi atención en el presente, mi intención en el futuro, y al mismo tiempo, desapegarme del fruto de la acción.
Esto sería, "no me importa cuántos competidores hay en este torneo", "no me importa si voy a ganar un premio", "no me importa si voy a salir en las tapas de las revistas", "no me importa si voy a perder". Todo eso lo aparto de mí para tener pura atención en el presente, pura intención en el futuro y desapegarme del fruto de la acción.
Las acciones que realizamos de esta manera adquieren mucha potencia.

Para aplicar la ley de la intención y el deseo, haré lo siguiente: 
Haré una lista de todos mis deseos y la llevaré conmigo a donde quiera que vaya. Miraré la lista antes de entrar en mi silencio y mi meditación. La miraré antes de dormir por las noches. La miraré al despertar por las mañanas.
Liberaré esta lista de mis deseos y la entregaré al seno de la creación, confiando y creyendo que cuando las cosas no son como yo quisiera, hay una razón. En que cuando parezca que las cosas no están saliendo bien, hay una razón. Y que el plan cósmico ha diseñado para mí más grandeza, tiene para mí unos designios mucho más importantes que aquellos que yo haya podido concebir.
Recordaré practicar la conciencia del momento presente en todos mis actos. 
No permitiré que los obstáculos consuman o disipen la concentración de mi atención en el momento presente. 
Aceptaré el presente tal como es y proyectaré el futuro a través de mis intenciones y mis deseos más profundos y queridos.


6. Ley del Desapego.

Solo tenemos el presente. Esta Ley activa la conciencia del momento presente y la gloria de vivir en él; y ayuda a echar el ancla en la sabiduría de la inseguridad de la vida. 

Para aplicar la ley del desapego, haré lo siguiente: 
Hoy me comprometeré a no tener apego.  
Me permitiré y les permitiré a los que me rodean la libertad de ser como son. 
No impondré con rigidez tercamente mi opinión de cómo deben ser las cosas. 
No forzaré las soluciones de los problemas, para no crear más otros problemas nuevos. 
Participaré en todo con total y absoluto desprendimiento (desapego).
Hoy convertiré a la incertidumbre en un elemento esencial de mi experiencia. Y gracias a esa disponibilidad para aceptar la incertidumbre, las soluciones surgirán espontáneamente de los problemas, de la confusión, del desorden y del caos. Cuanto más inciertas parezcan las cosas, más seguro me sentiré porque la incertidumbre es el camino hacia la libertad. Por medio de la sabiduría de la incertidumbre, encontraré mi seguridad.
Penetraré en el campo de todas las posibilidades y esperaré la emoción que tiene lugar cuando me mantengo abierto a una infinidad de alternativas. Cuando entre en el campo de todas las posibilidades, experimentaré todo el regocijo, la aventura, la magia y el misterio de la vida.


7. La Ley del Dharma.

Es la Ley del propósito en la vida. 
Todos venimos a la vida para cumplir un propósito y solamente nosotros podemos descubrir cuál es. Cómo expresar ese propósito y cómo usarlo para ayudar a los demás, es parte de nuestro aprendizaje.
Esta Ley se activa preguntándonos, cuando vamos a hacer algo, "¿cómo puedo ayudar?" en lugar de "¿qué gano yo con esto?". Este solo cambio de pregunta interna, trae una gran evolución espiritual, hace que nuestro espíritu se haga presente y apoye nuestras acciones.

Para aplicar la ley del dharma, haré lo siguiente: 
Hoy cultivaré con amor al Dios en embrión que reside en el fondo de mi alma. 
Prestaré atención al espíritu interior que anima tanto a mi cuerpo como a mi mente. 
Despertaré a esa quietud profunda del interior de mi corazón. 
Mantendré la conciencia del ser atemporal y eterno, en medio de la experiencia limitada por el tiempo.
Haré una lista de mis talentos únicos. Después haré una lista de las cosas que me encanta hacer cuando estoy expresando mis talentos únicos. 
Cuando expreso mis talentos únicos y los utilizo en servicio de la humanidad, pierdo la noción del tiempo y produzco abundancia tanto en mi vida como en la vida de los demás.
Todos los días me preguntaré: "¿Cómo puedo servir?" y "¿Cómo puedo ayudar?" 
Las respuestas a estas preguntas me permitirán ayudar y servir con amor a los demás seres humanos.

El conocimiento de estas Siete Leyes trae una gran transformación.

Las siete leyes espirituales del éxito son principios poderosos que nos ayudarán a alcanzar el dominio de nosotros mismos. Si prestamos atención a estas leyes y ponemos en práctica los ejercicios propuestos, veremos que podremos hacer realidad cualquier cosa que deseemos - toda la abundancia, todo el dinero y todo el éxito que deseemos.
También veremos que nuestra vida se volverá más alegre y próspera en todo sentido, porque estas leyes también son las leyes espirituales de la vida, aquéllas que hacen que vivir valga la pena.

Existe una secuencia natural para aplicar estas leyes en la vida diaria, la cual puede ayudarnos a recordarlas. 
La ley de la potencialidad pura se experimenta por medio del silencio, de la meditación, del hábito de no juzgar, de la comunión con la naturaleza, pero es activada por la ley del dar.
El principio consiste en aprender a dar lo que se busca. Así es como uno activa la ley de la potencialidad pura. Si buscamos abundancia, demos abundancia; si buscamos dinero, demos dinero; si buscamos amor, aprecio y afecto, aprendamos a dar amor, aprecio y afecto.

Por medio de nuestros actos en la ley del dar, activamos la ley del karma. Si creamos un buen karma, éste nos facilitará todo en la vida. Notaremos que no necesitamos mayor esfuerzo para satisfacer nuestros deseos, lo cual nos lleva automáticamente a comprender la ley del menor esfuerzo.
Cuando todo ocurra con facilidad y sin esfuerzo, y todos nuestros deseos se cumplan sin cesar, espontáneamente comenzaremos a comprender la ley de la intención y el deseo. Cuando nuestros deseos se cumplan sin esfuerzo, nos será fácil practicar la ley del desapego.

Por último, cuando comencemos a comprender todas estas leyes, comenzaremos a concentrarnos en nuestro verdadero propósito en la vida, lo cual lleva a la ley del dharma. A través del uso de esta ley, expresando nuestros talentos únicos y satisfaciendo las necesidades de los otros seres humanos, empezaremos a crear lo que deseemos, cuando lo deseemos. Nos volveremos despreocupados y alegres, y nuestra vida se convertirá en la expresión de un amor sin límites.

Somos los viajeros de una travesía cósmica -polvo de estrellas danzando y girando en las corrientes y los torbellinos del infinito. La vida es eterna, pero las expresiones de la vida son efímeras, momentáneas, transitorias.

Siddharta Gautama, el Buda, fundador del budismo, dijo una vez:
“Esta existencia nuestra es tan transitoria como las nubes del otoño.”
Observar el nacimiento y la muerte de los seres es como mirar los movimientos de una danza. Una vida es como un relámpago en el cielo, que se desliza veloz como un torrente por la pendiente de una montaña.
Nos hemos detenido momentáneamente para encontrarnos unos a otros, para conocernos, amarnos y compartir. Este es un momento precioso, pero transitorio. Es un pequeño paréntesis en la eternidad. Si compartimos con cariño, alegría y amor, crearemos abundancia y alegría para todos. Y entonces este momento habrá valido la pena.



Deepak Chopra