04 octubre 2014

LA EXPRESIÓN DE LA CONCIENCIA A TRAVÉS DE LAS FORMAS


La conciencia ya es consciente, pero es consciente gradualmente.
La conciencia se encarna en la dimensión de lo manifiesto, es decir, se hace forma. Al hacerlo entra en una especie de estado de sueño. La inteligencia permanece, pero la conciencia pierde conciencia de sí misma. Se pierde en la forma y se identifica con las formas. Podría decirse que es el descenso de la divinidad a la materia. (La divinidad se pierde en la ilusión de las formas, la materia, para tomar conciencia de sí misma, es decir, para saber realmente quién es).

En esa etapa de evolución del universo, la totalidad del movimiento expansivo ocurre en ese estado de sueño.
Vislumbramos el despertar en el momento de la disolución de la forma (la muerte del cuerpo físico). 
Es decir, en el momento de la muerte. Y entonces comienza la siguiente encarnación, la siguiente identificación con la forma, el siguiente sueño individual, el cual forma parte del sueño colectivo.
(Cuando desencarnamos, nos desprendemos de la forma que está en proceso de disolución y, durante un instante despertamos a nuestra naturaleza esencial de conciencia inmortal. Entonces caemos nuevamente en el sueño y encarnamos en otra forma).

El ego humano representa la etapa final del sueño universal, de la identificación de la conciencia con la forma. 

Era una etapa necesaria de la evolución de la conciencia.
El cerebro humano es una forma a través de la cual la conciencia entra en esta dimensión.
La conciencia creó el cerebro, la forma física más compleja de la tierra, con el propósito de expresarse.
Cuando el cerebro se daña, no quiere decir que se pierda la conciencia sino que ésta ya no puede utilizarlo para penetrar en esta dimensión.
No podemos perder la conciencia porque es nuestra esencia.
Solamente podemos perder lo que tenemos, más no lo que somos.

Actualmente, nos encontramos en medio de un acontecimiento extraordinario en la evolución de la conciencia humana. En nuestro planeta, la conciencia comienza a despertar de su ensoñación (sueño) en la forma.

Esto no significa que todas las formas (el mundo) hayan de disolverse, significa que la conciencia podrá comenzar a crear formas sin perderse en ellas. Podrá permanecer consciente mientras crea y experimenta la forma.

¿Y por qué continuar creando y experimentando la forma?

Para gozar de ella. 

¿Y cómo lo hace? 
A través de seres humanos despiertos que habrán aprendido el significado del quehacer en el estado despierto.
El quehacer despierto es el aspecto externo de la nueva etapa de la evolución de la conciencia en nuestro planeta. 

Mientras más nos acercamos al final de nuestra actual etapa de evolución, más disfuncional se torna el ego.

Hacer en el estado despierto es lograr la consonancia entre el propósito externo (lo que hacemos) y el propósito interno (despertar y permanecer despiertos).
Al hacer estando despiertos, nos unimos al propósito expansivo del universo.

Son tres las maneras para alinear la vida con el poder creador del universo. 

Es decir, las maneras en que la conciencia fluye a través de nosotros para expresarse en la dimensión de la forma son tres: la ACEPTACIÓN, el GOZO y el ENTUSIASMO.

Todo lo que hagamos que no emane de una de estas tres maneras, será disfuncional y producto del ego.
Es necesario estar alertas a fin de cerciorarnos de que alguna de ellas esté operando siempre que estemos enfrascados en alguna actividad, desde la tarea más sencilla hasta la más compleja. 

Cuando no estamos en estado de aceptación, gozo o entusiasmo, al mirar atentamente descubrimos que estamos creando sufrimiento para nosotros mismos y para los demás.


Eckhart Tolle